De tantos amores efímeros y pasajeros, hoy voy a darle el crédito que se merece este en particular. De todos es mi preferido, con ustedes un clásico entre la arena y el bronceador: el amor de verano.
Si habremos visto series, películas y hasta novelas que tocan este tema tan interesante. Porque lo que lo hace interesante es esa intriga, eso que sabes que dura poco, y por esas razones es obvio que atrae aún más. Claro está que hay muchas que lo hacen durar más tiempo, un amor de verano puede convertirse a la larga en un amor full time.
El amor de verano tiene tantas cosas interesantes. Quizás lo conociste en la playa, de casualidad. Y no podés parar de mirarlo. Lo fichaste, hablemos con propiedad. Típica que ya te conozcas esa malla verde con las rayitas de costado blancas y grises, la otra que es azul y tiene un estampado en la pierna izquierda. Estás totalmente segura de que vino con sus tres amigos, de los cuales por las dudas ya te memorizaste también los colores de sus trajes de baño, cosa de que si no ves al chico en cuestión, podés rastrearlo por los amigos. Obvio, pensamos en todo. Cada tanto mirando a ver qué hace, a qué hora se va, a qué hora suele llegar, que toma, si juega al fútbol. Nos ponemos en el papel del detective una vez más, y sacamos de nuestro ojo clínico todo lo necesario para fingir esos encuentros casuales que cada tanto nos salen tan bien.
En una de esas tenemos suerte y por ahí le sacamos charla desde la playa misma. Es ese no se qué que tienen las vacaciones, es más fácil todo, o pareciera. Para otras, quizás la suerte llega de noche. Súper diosas, con ese bronceado espectacular, y como no podía ser de otra manera te lo encontrás en el boliche. Esa es otra magia de las vacaciones, generalmente los boliches no suelen ser demasiados, el rango de búsqueda se reduce a cuestión de tiempo a que te lo cruces. Sencillamente genial. Y si, lo conquistamos y somos chicas felices por un par de semanas.
Obviamente, siempre sentimos que es perfecto, que es ese que siempre tratás de encontrar en la ciudad, pero el guacho se te viene a aparecer en medio de las vacaciones. Obvio no? No podía ser de otra manera. Y no sólo eso, seguro que el tipo con toda esa suerte que siempre tenemos, vive en alguna otra provincia, o algo por el estilo algo que nos hace complicarnos más todavía las cosas.
Yo soy partidaria a que esos muchachitos se queden entre las olas y el viento, son ellos quienes te hacen olvidarte de todo por mínimo 15 días y con eso basta para mí. Porque es lo emocionante de los amores de verano, que son parte de las vacaciones, es esa anécdota que siempre te termina haciendo sonreír. Siempre es mejor en vacaciones, todo parece así porque tiene esa intriga y eso de sentir que para bien o para mal, tiene los días contados. Se disfruta el doble, y se vive el momento. Es el ejemplo que todos los demás idiotas con los que salí tendrían que tomar, los amores de verano siempre serán así, más que únicos. Valen los 15 días y los tantos recuerdos que se puedan armar. Por eso tienen un lugar especial en mí, aunque no los vea más chicos, yo los quiero.
Además como siempre sabemos, quizás el sea un paso más a ese que todavía se la pierde. O quizás si en realidad es él, de alguna forma, todo se acomodará para encontrarlo.
Mientras nosotras que seguimos en la búsqueda en este invierno de Buenos Aires, pónganse a pensar en esos días de enero y febrero, sientan el calorcito, y recuerden a ese amor de verano. Ese chico sí que rockea.
Saludos, y muchas, muchas gracias por la buena onda de siempre!
Y ahí lo ves. No podés creer lo bueno que está. En realidad podés, porque está ahí a escasos pasos tuyos. Cruzan las miradas. ¿Qué pensará de mi? Ahí no más, tirás una pose disimulada, y de reojo seguís pispeando qué onda. La idea de que el otro no sabe que estoy mirando es nuestro aliado. Te gusta todo, la ropa, el pelo, los ojos. Lo viste sonreír y sabés que eso también le queda bien. Ya hasta podés decir que está escuchando en ese mp4, casi como si lo conocieras. Casi. Porque en realidad no lo conocés y está en parado a cuatro personas de distancia en un bondi.
QUÉ-BA-JÓN! Nada más mala onda que enamorarte en los transportes públicos por la imposibilidad que representa. Es aún más imposible que ese pelotudo que ya te hizo llorisquear una vez! (o dos). O sea, con tanta manera de conectarte hoy en día, sabés que no da ni un poco ponértele a hablar a un tipo en un subte/bondi/calle/pensáotravariantevos, porque no, andá a saber quién es. Pero a la vez te intriga tanto porque lo ves y pensás ‘Dónde estuviste todo este tiempo que la verdad creo que te estuve buscando?’
Todo el viaje te la pasas mirándolo, estudiando sus movimientos, si se baja cerca de tu casa, cuántos años tiene, si te mira otra vez. Te ponés a jugar armándole todo un perfil sobre gustos y preferencias. Pero así como tiene su diversión está esa nota amarga de que sabes que las posibilidades de realmente conocerlo son de 1 en un millón. Por ahí te toca ese uno, nunca se sabe.
Porque algunas tienen la suerte de encontrárselo seguido, por lo menos. Esas que ya saben que todos los miércoles, que salen a las 16, él se toma el subte en esa estación y vos estás esperando compartir el mismo vagón. Qué bien, que momentos placenteros poder llegar a encontrarle un horario sólo para verlo. Porque, obviamente, sólo miramos, todas sabemos el tema de las posibilidades, pero a quién no le divierte un poquito todo esto? En tu cabeza la historia sería buenísima, hasta tiene calidad de película romántica y bien tonta. Pero que nos encanta.
La historia de todas, de todos, debe estar plagada de esos amores fugaces imposibles y no tan imposibles. Recreos visuales en las calles de las ciudades. Cuantas historias deben de conocer esas esquinas, colectivos y subtes.
Pero hay quienes todavía no se conforman con lo fugaz, y a vos -si sos como yo- te digo, seguramente alguien todavía se lo está perdiendo, y cuando te lo encuentres espero que te des cuenta que es el de los tarados, el que mejor te va a caer siempre. Y basta de enamorarme en los transportes públicos! Jajaja
Saludos resentidas, hoy posteo cortito y al pie, el día del amigo me dejó con ojeras, pero bien y realmente feliz. Espero que lo hayan pasado bomba con todos aquellos que tienen ese título que es super importante en nuestras vidas. Que tengan un genial fin de semana!
Recuerdan esos días donde todo parecía más simple? Cuando te gustaba alguien porque lo conocías de vaya saber uno donde y fin, listo. Era así de simple. Que te diera bola y otro tipo de detalles son tema aparte. Ahora bien, nosotros que éramos de esos, repentinamente nos pusieron una computadora al lado y de a poco le fuimos tomándole el gustito. Crecimos con un amigo que nos hizo o al menos intenta, hacernos las cosas más fáciles. Ese amigo es internet y en menos de un año nos lleno de facilidades para hacernos más y más amigos. Como siempre todo lo bueno, tiene algo malo.
Ahora nos podemos encontrar con ese idiota en miles de perfiles y timelines. Dónde quedaron los tiempos en que sólo con esquivarlo por la calle bastaba? Ahora no sólo tenés que hacerte la agente 007, sino que tenés que bancártelo e ingeniártelas cual hacker de la CIA, en todo ese resto de mundo virtual del que ya sin muchas posibilidades de dejar, somos parte.
Ahora cuando todo sale mal, es una proeza el lograr esquivarlo virtualmente. Y bloquear no es la respuesta. Sabemos que un poco de esa curiosidad morbosa no nos dejaría hacerlo.
Mientras más te empeñás en sacarlo de tu mente más se mete en tu computadora, porque a veces el destino es injusto y pareciera que todas esas redes sociales se complotan para hacerte acordar a él. Alguno vio el mensajito nuevo de Facebook al costadito, a la derecha? ‘Prueba el buscador de amigos’ pueden creer que la fotito que me aparece la mayoría del tiempo es la él? Dale Mark, media pila, quiero que nos sigamos llevando bien.
Si, ahora ya todo no queda en dejarte por teléfono, msn o mensaje de texto, ahora vos sóla podés adivinar que ya fue con sólo chusmear su muro de Facebook! Pero que novedad, que vanguardista! La tecnología te rechaza! Ahora nadie gasta demasiado, una etiqueta mal hecha y creamos un mundo propicio para el mejor de los realities.
Podés enterarte de lo más banal hasta ese detalle que sabes que no querés saber como que conoció a alguien ese sábado en que te dijo ‘No, hoy no puedo, salgo con mis amigos…’ Si, posta que los piratas tienen que cuidarse demasiado en estos tiempos que corren.
Pero así como hay cosas que hacen más difícil nuestra existencia, hay otras que le ponen más onda, y todo por el mismo canal!
Internet nos da la posibilidad de conocer a otros, y poder mantener conversaciones a kilómetros de distancia y sentir como si estuvieras ahí con esa persona. No es genial? Lo digo en serio, es re loco la cercanía que se puede tener hoy en día con todas esas mismas posibilidades. Se imaginan, a tus nietos le podes contar esto : ‘Por foto de perfil era re lindo…’ Wow, se imaginan? Seremos esa generación de abuelos tatuados, con piercings y con amigos en la red y quién sabe si algo más no?
Tal vez, quizás, ya lo sabremos. Quizás el que se la pierde está a la vuelta de la esquina o a un click de distancia. Ja, descúbranlo.
Saludos y muchas gracias!
La realidad es que no somos todas iguales, y si bien nos pasan cosas parecidas cada tanto, no todas reaccionamos igual cuando ese idiota nos corta el rostro. Claramente cada una tiene su manera de ir, de a poquito, sobrellevando la situación. Técnicas, tácticas y métodos para intentar no perder la calma. Aquí un pequeño recuento de ellas.

Terapia Regresiva: más allá del tinte masoquista, por ahí para hacer catarsis, se necesita enfrentar los hechos cara a cara. Para esto nos encontramos revisando otra vez esas conversaciones, viendo otra vez esas fotos, y releyendo esos mensajitos que todavía no podés borrar. Abrís la cajita esa llena de souvenirs de ustedes, y te pones a recordar, dejando escapar alguna sonrisita o alguna que otra lagrimita. Sabés que sos el cliché de una película, pero no lo podés evitar. Es el paso que a vos te sirve para dejarlo atrás, o por lo menos guardado con esas otras cosas que ya no te sirven. Tomá.

Terapia de Superación: quizás un paso siguiente a la terapia de arriba, pero aunque no lo crean, muchas optan por esta desde un principio. Si, que mejor que descargar todo eso borrando absolutamente todo lo que te dijo, mandó, contó, mostró? En un arranque de valentía y cierto pequeño brote psicótico, tiramos todo eso que nos recuerda a él. Dale, así cuando prenda la compu no tengo que verte la cara, pedazo de gil. Los efectos inmediatos de esta terapia son sorprendentes, te sentís una mujer fuerte y súper decidida a terminar todo eso. Claro, ojo con las recaídas, porque no todas las cosas van a parar a la papelera de reciclaje.

Método Depresivo: algo convencida de que lo de ustedes ya fue, no podés evitar quedarte escuchando esas canciones tan poco adecuadas como un I don’t want to miss a thing o un It must have been love, alguno de esos lentos super tiernos que hoy te hacen querer llorisquear un poquito, sin que nadie se entere demasiado. Se nos hace inevitable no dejar esas cosas que nos recuerdan a algo, empeñándonos en olvidarlo a la vez. Son de esas que se ponen un combo de películas románticas y le termina hablando a la tele diciéndole No, Rose, no le digas que no! Él te quiere, ese no! Mientras acompañas la velada con alguna que otra carilina preguntándote por qué es así el amor?

Terapia Ocupacional: si, porque ahora que tenemos un lugar vacío en nuestra vida, lo único que nos queda por hacer es ubicar la mente en algún otro lugar que nos impida pensar demasiado. Entonces podemos pasar de las actividades deportivas a salidas inventadas de la nada, a cursos de lo que se te presente, a comprar ropa por deporte también o arrastrar a nuestras amigas a noches de boliches. Sos la primera que tira ideas de que hacer, porque algo tenés que hacer.

Terapia Grupal: qué mejor que descargar toda esa ira incontenible con el idiota que juntándote con tus amigas? Si hay un espacio más propicio que una madrugada entre chicas dispuestas a bardear con vos al gil ese que se atrevió a dejarte, acompañado de muchas cosas ricas para comer, quiero que ya me estén comentando donde se hace. No hay mejor ámbito para dejar atrás al susodicho, además todas las tuyas estarán más que contentas con que las dejes compartir esos momentos de bardeadas express. Nos encantan esas cosas, todos lo sabemos. Y para qué están las amigas?

Método ácido:
acá nos sale el odio al amor. Ironías puras mezcladas con ciertas cantidades de enojo y ganas de volver a encontrarte al idiota para decirle en la cara todo lo que te hizo. Sería de esas que estarían encantadas de armar un tiro al blanco con su cara. Son de esas que ahora, cuando miran las pelis románticonas o las novelas teñidas de amor adolescente, les salen esos comentarios ácidos como por ejemplo ‘Ja, claro, total ella es una idiota no? Mandalo a freir churros, no te quiere nada flaca, no seas tan idiota’. Hacemos extensivo y hacia fuera nuestra bronca con un solo espécimen. En estos momentos somos las menos adecuadas para dar consejos sobre eso llamado amor, de repente todos son idiotas, eso que te dijo Juancito es mentira, y todos te meten cuernos. Sabes que lo vas a superar, pero por estos momentos, lo único que recomendamos al resto es que tengan a mano unos antiácidos.

Y quién sabe cuáles otros métodos experimentaran ustedes en ese afán de sentirse bien. Resentida no recomienda los olvidos momentáneos inducidos por las terapias etílicas, después te sentís peor y no estamos para eso. Así que, una pequeña muestra de esas cosas que nos ayudan a encontrar nuestro cauce, nuestro equilibrio para poder volver a pensar que no hay dudas, si o si, alguno se lo debe estar perdiendo.
Saludos y gracias!