Yo se la razón de porque nos cuesta coincidir con ese chico que nos vuelve locas. O con los chicos en general. Nuestro fucking problema es idealizar. Si, lo dije.
Desde chica que una sueña con ese hombre perfecto que nos hará sonreír todos los días, ese que nos parece único y hecho a medida. Y si todavía no te pasó, por dios, quiero decirte que vos sos Dios. Yo que soy de esas que se hace la que nadaquever, tengo delirios asquerosamente ñoños, como para reafirmar que soy una nena. A veces me sale la fucking Susanita*.
Pero quédense tranquilas, que nostras no empezamos con este mal. Desde años ancestrales que nuestras madres, abuelas y demás parientes del árbol genealógico tienen este tipo de problemas. Desde siempre, si no era (o es) un cantante, era un personaje de un libro o de una película. Siempre nos gustan ese tipo de hombres que nos presentan desde los distintos medios. Esos que son los que le dicen a la heroína que siempre van a estar con ella, el que lucha contra todo sólo porque la ama. Por muy duras que seamos, ya tu mente debe de estar reviviendo frases célebres de ellos a las protagonistas. Yo quiero un Noah! Yo quiero un Edward! Lo pensás casi sin querer, yo quiero uno así! Y cómo no lo vas a querer!?
Esos perfectos hombres se te aparecen como el conjunto de cosas que te encantaría encontrar en tu chico del plano real. Y me pongo platónica, no más. En nuestro mundo ideal existe él, ese tipo perfecto para vos, al que le agregas detallitos y cositas, esperando encontrarlo uno de estos días. Y nos es inevitable amarlo más cuando el chico real nos deja con nuestra historia de película en pausa. Siempre es lo mismo, se nos escapa de las manos, es más fuerte que nosotras idealizar. Y es totalmente lógico que culpemos a los galancitos de películas, libros y series. Son ellos quienes nos hacen mentalizar demasiado al ideal.
Es más, no les pasa que cada nuevo chico en sus vidas es el chico? Siempre le ponemos todas las fichas (como debe ser, obviamente) a este nuevo hallazgo, que no es ni de lejos igual al anterior. Y así van pasando los pretendientes, siempre con la idea de que es él quien va editar tu película mental, y le va a poner las escenas que le faltan. Pero a la primera que el presupuesto no alcanza, ya no quedan ni directores ni guiones para nosotras. Y pensamos, otra vez la misma historia?! Son todos iguales!
Yo digo mentira. No, no son iguales, y no son cada vez peores tampoco. Son distintos, así te divertís más. Las historias no se repiten, siempre hay algo para ponerle más onda. ¿Cuándo no? Vamos a verle el lado bueno, por lo menos nosotras con este ideal tenemos en claro lo que queremos. Pero el tema señoritas es no maximizarlo! Recordemos que el hombre que tenemos en frente no es ese personaje, es él con sus defectos y virtudes. Y como todas ya sabemos a ciencia cierta, no podemos vivir con ellos y mucho, pero mucho menos sin ellos. Y por muchas cosas que hagan y deshagan cada uno de ellos es una aventura que pese a ediciones mal hechas y recortes de escenas, valen la pena vivir y ver. Lo importante es que disfrutemos de eso que nos pasa con cada uno. Seamos esa heroína de película, seamos protagonistas de cada historia. Total, eventualmente, alguno de ellos será ese héroe que nos queda perfecto. Esperen, pero no dejen de buscar, que para que las cosas pasen hay que hacerlas pasar.
A divertirse queridas! Total, alguno se la debe estar perdiendo, más que seguro. Reservenle una entrada para la premiere.
Saludos!



*N de A: Por si no lo escucharon nombrar, Susanita es un personaje de Mafalda, su mejor amiga. Es la que aspira a casarse y tener hijos, el rol de la madre clásica y doméstica. Según ella el futuro perfecto del verbo amar es ‘hijitos’. En el lenguaje coloquial, les dicen susanitas a estas mujeres que aspiran a lo mismo que el personaje. Ja, re ñoño.
Hay cosas en la vida que te hacen sentir culposamente feliz. Pero bueno, feliz en fin. Como comerte esa última galletita que tanto te gusta, o que nadie se de cuenta que tenés chicles. Esas cositas que le ponen emoción al mundo. Que te hacen dejarte llevar y hace aparecer una sonrisita en tus labios. De todos esos placeres culposos, sin duda, siguiendo con la entrada anterior, no hay nada mejor que escuchar una frase en particular de parte de tu ex algo/pelotudo/ nuevomuchascomillasamigo:
Corté con mi novia.
Te querés hacer la madura, la que ya superaste todo. Intentás por dos segundos mantener esa postura. Pero las comisuras de tu boca se te van solas, hasta formar una sonrisa malévola. Mientras en tu cabeza solo podés pensar en una cosa: JAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
Esa sensación que de que el destino existe, de que Dios es justo, de que alguien te escuchó, de que el voodoo funcionó! Si, no podés evitar sentirte así tras la noticia. Por mucho que te digas a vos misma ‘Ay, dale no seas así’. Vos sabes que no da alegrarte, no es que estés alegre. Sólo que lo disfrutás un poquito no más. ¿A quién le hacés un mal con eso?
Ya no estás segura si querés estar con él o no, porque somos así nosotras, cuando está no lo queremos, si está no lo querés como antes. O simplemente nos hacemos un poco las difíciles, nunca está demás. O quizás sabemos que en realidad no da volver.
Pero en fin, el quid de la cuestión de hoy, es esa sensación satisfactoria luego de enterarnos que ‘Ves? No te fue mejor con ella, no se porque se te ocurrió eso…’ Una vez más hablo desde el lado de aquella que lo ha vivido. Si, les soy así de sincera.
Y lo más probable, es que él sepa que a vos te divierte un poquitito esa noticia. Porque es de esos giles, que encima te conoce bien. Pero obvio, ahora es todo un ‘yo no se nada’ y ninguno se da por aludido de la situación. Una hace de gran amiga, le escuchás la historia, si estás inspirada hasta le das consejos sobre cómo llevar la situación, (WTF!?), ‘si, yo estuve ahí’ POR TU CULPA GIL! Y él hace como si no supiera nada de ese efecto que tiene la noticia en vos. Pero che, ojo que todas las situaciones son distintas. Por ahí le gustaba en serio la chica. Siempre hay situaciones diferentes, y vos te sabes la tuya y la de él de memoria, obviamente. Muchas veces, sos consciente de que a él si le importaba ella, pero se te hace imposible no disfrutar un poquito.
Y por cosas como estas es por la que una después se va a terminar divirtiéndonos con el de abajo. Pero es como dicen, las chicas buenas van al cielo, pero las malas van a todos lados. Quédense tranquilas que esta etapa vengativa dura poco.
No somos tan maléficas. Un poco no más, para equilibrar lo demás. La lógica después gana, y una vuelve a ser la que era, a lo sumo, te ponés peor e intentás reconquistarlo. Que importa, hay que disfrutar un poquito de todo. Total, mientras es inofensivo e interno, o a lo sumo material indispensable para una buena charla con amigas, no es para tanto. A que te reís de la gente que se cae también.
Post corto y contundente, me tengo que ir a estudiar. Pero ya saben, les digo lo de siempre, aprovechen y tengan la máxima seguridad de que seguro alguno se lo debe estar perdiendo.
Buen finde, gente. Abriguense, consigan a alguien que las abrace.
Muchas gracias!
¿Qué te pasa que andás hecha un trapito, nena? ¿Qué es ese delineador algo corrido? ¿Qué hace esa conversación abierta? Si, es lo que vos crees, ese señorito le dijo que lo suyo ya no podía seguir. Y una que hace en estos casos? Si, claramente, esconder las carilinas, calzarse ese taco enorme con el vestidito ese que te queda bárbaro y arrastradas por unas amigas ponés el on en el modo de superación. Si! La guía rápida para ocupar el tiempo en algo más que en ese terrible idiota que se le ocurrió la estupidez de decirte que ya fue!
Bien, claros movimientos que son clave para hacernos creer a nosotras mismas que ya fue. Es un proceso largamente complicado que hace mezclar sentimientos de ira, pasión y posiblemente más ira. Pero para lograrlo es necesario mantener un control mental y físico complejo. Dicen que las sonrisas mueven al mundo, y eso es lo que harás! Contestar a toda situación incómoda con una sonrisita que no le va a demostrar ni a él ni a nadie que a vos te re importa. Ja, claro, que te pensás que me movés el piso? A mi? Pfff, na-da-que-ver.
Vos toda mentalizada y lista para intentar hacerte entender que en realidad no te convenía ese chico, a la primera de cuentas, tenés esa simpática amiga que está siempre para vos, y que le es imposible no contarte que lo vio el sábado. Tragas saliva. Ah si? Cómo anda? Obvio que en realidad ni te importa. Sólo preguntás porque así de cordial sos.
Tu amiga te cuenta la realidad, lo vio en ese bolichón al que no pudiste ir. Y ella sola se evade un poco, en el lugar de amiga también es jodido de estar.
Ay dale, contame, qué pasó? Te conozco como si fuese tu madre, con bananas verdes, no.
Y luego de un par de divagues más, nuestra incondicional aliada, nos dice la frase que ya conocíamos: 'lo vimos con otra'.
AAAAAH! Si, tu interior produce una implosión imperceptible. No, que? Ah, con otra? Mirá, se olvida rápido. Asombradísima de tus capacidades para sobrellevar la situación, la alentás a que te siga comentando. Porque un detalle de las superadas, es la inconsciente curiosidad (o masoquismo?).
Entre una cosa y otra te comenta que lo vieron de lejos, que no se les acercó a saludarte. Típico, piensan ustedes dos. Si, tarado total. Y luego de un par de sanas apreciaciones sobre lo que es tu ex algo, viene la pregunta clave que a todas nos interesa SIEMPRE. Despreocupada, preguntas con tono inocente: Y cómo es?
Listo, que la chica en cuestión se tape los oídos porque evidentemente las orejas le van a tomar un color bermellón intenso.
Luego de la implacable reconstrucción con la más pura objetividad de la vestimenta, la cara, el peinado, la actitud y el identikit perfecto a manos de tu amiga, comienza ese hecho del que yo creo que a todas se nos pasa por la cabeza, por más buenas, sabias, comprensivas y sensibles que seamos.
Es que evidentemente, cualquier otra que se le aparezca a la vida del insensible ese, nunca de los nunca va a ser como vos. Ni a los talones, nunca. Nunca entendisteee!!?!?! Y si en realidad no conocemos a la nueva, no es que seas el problema vos corazón, es el idiota ese que tenés al lado. Porque ya si la conocemos es cosa mucho más complicada y retorcida y ahí si podemos saber a ciencia cierta si en realidad es todo lo que podemos llegar a decir que es.
Y ni hablar si a la desconocida la encontramos con él o sin él o los tres compartiendo una misma fiesta, reunión, espacio, ambiente, lo que sea. El análisis clínico se vuelve riguroso. Ah si que de repente te gustan los rulos? Qué bien. Y por favor, así se viste? Somos guachas, es realidad. Lo admito, tiro la piedra porque sé que lo he hecho. Lo gracioso de todo, es que si te la llegan a presentar, la sonrisa en la que trabajamos tanto, da sus frutos otra vez. Hola, cómo andás? Maestras en analizarnos mutuamente en un perfecto código imperceptible. Casi ni nosotras lo notamos. Así de expertas somos.
Pero bueno, va a llegar el día en que ya te deje de importar eso. Y que tu sonrisa, por esas cosas de la vida, de verdad es señal de que lo dejaste atrás. Qué lindo día ese. Pero quien nos puede impedir no disfrutar un ratito. Total, que asumamos la realidad que nos hace? Cómo cuál? Que ni tu ex ni las que sigan van a ser como yo. No?
Jaja, me divertí escribiendo esto, se notó? Y ustedes, diviértanse también, si es necesario dibujen unas sonrisas, que en breve se harán realidad, no hay mal que dure 100 años como a veces dicen las abuelas. Si mientras hay tantas cosas con que entretenernos, con la única y real certeza de que todavía alguien por ahí se lo está perdiendo.
Disfruten todo che! Buen finde y gracias!
Ahora bien, así como hay signos clásicos que nos demuestran que en realidad ese chico te encanta, hay toda una serie de alertas que nos avisan que, por más que seguramente hayas tratado una y mil veces, ese idiota todavía te encanta.
Una vez más, prestá atención, lee atentamente, y marcá las que están en tu lista.

10) No podés evitar colgarte viendo fotos, pese al peligro que representen. Ya que no están juntos, cada tanto la intriga te mata. Te morís por revisarle su face o cualquier otra red social que te lo permita, a riesgo claramente de engancharlo con esa desubicadita mientras tratás de averiguar donde es que fue el finde anterior. Nos sale la detective innata que hay en nosotras 'Y esa quién se cree que es??'

9) Ni bien inicias sesión en el msn, si es que no lo eliminaste primero, lo buscás igual entre tus contactos. Pero ni de casualidad le hablás, obvio. Es sólo para saber en que anda, que hace. Y si no está, pfff, por qué no está? Qué estará haciendo? Por mucho que no lo toleres ahora, te sigue interesando. Fuck.

8) Que les sigas recordando a tus amigas como fue todo, desde principio al fucking fin. Si, una vez más, otra prueba de lo mucho que nos bancan estas chicas. No sólo las atormentamos durante el proceso de iniciación, sino que es ahora donde realmente se pone en juego la amistad. ‘Viste? cómo se le ocurre decirme esto a mi? Lo odio, entendés?’ Creeme que si, se lo contaste mínimo 300 veces.

7) No poder eliminar esos mensajes y/o conversaciones viejas. En un brote de ira probás, es un idiota! Y cuando estás por darle al botón Borrar, el aparato te pregunta ¿Está seguro que quiere borrar su mensaje? AAAHHH, no. Y ahí está, es más fuerte que vos. Y si en alguno de esos casos extremos, lo lográs, la pregunta es ¡Ayy no! Soy una tarada, para que lo borré!?!?! Maldito idiota.

6) Cuando cualquier cosa que se te cruza, repentinamente tiene que ver con él. Me están jodiendo? La peor contra a tu terapia. Es el momento clave, donde de repente parece que vivís en una cámara oculta donde todos están mirando como sobrevivís. De repente todo tiene que ver con su pelo, con la música que le gusta, con el jean se pone para salir, con la cara de boludo que pone cuando no sabe que decir. Todo te lleva a lo mismo.

5) Aunque te hagas la mala, y la mitad de vos no quiera, se te hace imposible no dejar una ventanita libre como para que todo pudiese llegar a seguir. Si, te seguís conectando a la hora que se conecta, seguís yendo a los lugares que va, seguís haciendo casuales esos encuentros en donde vos, totalmente diosa le mostrás lo que se perdió. Si, obvio. Una vez más, en la guerra y en el amor, todo se vale.

4) Comparar a los nuevos chicos con él. Un cartel de danger enorme se te cruza por la cabeza. Caer en la perdición de ‘Pero él era más divertido’, ‘Cuando me abrazaba no lo hacía así…’ No, listo. Una clara muestra que tus intentos por ahora, no están dando resultado.

3) Todavía te colgás pensando en algo que les pasó o te detenés a mirar ese envoltorio de caramelo que te dio aquella tarde. Ok, un ejemplo obsesivo, pero que todavía guardes ciertos souvenirs de la relación implica que por ahí en algún rinconcito, este tipo se alquiló un lugar.

2) Las señales biológicas que, otra vez, no podemos dejar de mencionar. Si, traicioneras como ellas solas. Tu cabeza está en perfectas condiciones de decir, ‘Listo, basta, avancemos’, pero si se te llega a aparecer en frente, todo se desmorona. Por supuesto, quién te va a creer que en realidad no te pasa más nada cuando el corazón sigue disparándose a cualquier lado?

1) Te pones estúpida. Si, otra gran similitud. Todos te dicen que dejes de pesar en él, que no es para vos, que te mereces algo mejor. Y vos, oídos sordos. Y vos lo sabés, simplemente todavía no llegaste a esa etapa, porque aunque te guste o no, todavía te gusta.

Ahora pareciera que nuestras vidas se dividen en signos y alertas, pero cada tanto hay períodos se paz relativa. Y si vamos al caso, por lo menos, aburridas nunca, siempre hay algo por ahí dándonos vueltas. Y ojo, a veces una no se olvida de alguien porque realmente fue especial, esos lo valen. Recordarlos con alguna que otra sonrisa cada tanto. Y saben qué? Si les sigue gustando, juéguense flacas! Haganme orgullosa! Total, como siempre les digo, a lo sumo, siempre hay alguno que todavía se lo está perdiendo!
Pasenla lindo che, buen finde a todas, y gracias gracias gracias!
Hay toda una serie de situaciones en las cuales, una realmente y cada vez más, comienza a confirmar, reconfirmar, descubrir y asimilar la realidad de toda la cosa: te en-can-ta.
Prestá atención, armate un cuadrito y marcá las que ya están en tu lista.

10) No podés evitar colgarte viendo fotos. Ya no te importa si son del finde pasado, si son de hace tres años, si es él con la familia o si es parte de un trabajo práctico en el que usó sólo sus pies. No te importa en lo más mínimo, y en secreto cada tanto relojeás cuanto perfil te lo permita. No es divino cuando pone esa sonrisita? No te encanta cuando se hace lindo? No lo preguntes más y aceptalo, te encanta.

9) Ni bien inicias sesión en el msn, casi sin querer, los ojitos se te van solos a buscar su nick. Por ahí no le hablás, y hacés la guerrita de quién se rinde primero, pero vos sabes que está y ya ese sólo e insignificante hecho te hace sonreír. Tus tardes/noches con él conectado tienen ese qué se yo, viste?

8) Que tu mente comience a recrear charlas anteriores con cada vez más frecuencia. Y encima las recordás y sonreís! Qué me pasa!? Te pasa eso que crees que te pasa. Y con sólo recordar cómo te miró o qué te dijo, ya empezás a pensar qué decirle la próxima. Es en este punto cuando probamos la lealtad y capacidad de bancarnos de nuestras amigas, es cuando más las llenamos de frases célebres como ‘Y entonces él me dijo’, ‘y yo le dije’, y ‘aaay no sabés como me miró ahí!!’. Gracias amigas, estoy por colapsar y sentir más hormonas adolescentes que nunca.

7) Clásico de los clásicos: releer conversaciones o mensajes de texto que te mandó. Es el nuevo pasatiempo: no te podés dormir, los lees; no se conectó, los lees; pensás en él, los lees. Si, están siempre! Y por ahí en una de esas pensás, tendría que borrarlos, pero es algo más fuerte que vos y tu amor adolescente. Sería un atentado eliminar esos mensajitos giles, que por ahí no dicen nada pero que para vos, obviamente, lo dicen todo.

6) Cuando comenzás a relacionar cosas ‘porque a él le gustan’. Las cosas te empiezan a hacer recordarlo cada vez más al muchachito en cuestión. Y así te vas inventando las excusas para pensar en él. ‘Uhh esa canción, es re él’, ‘Hace una semana que nos fuimos caminando juntos a casa’. Listo, aceptalo más todavía, tu tiempo se mide en pensamientos donde él es tu figurita repetida.

5) Cualquier excusa es buena para hablarle o verlo. Si todavía no se dio cuenta de todo lo que sos, cualquier salida, ya sea en grupo, solos, ‘de casualidad’ todo vale para encontrártelo y hacer gala de tus encantos. Charlitas de msn, miraditas, bailecitos en el boliche, en la guerra y en el amor todo se vale, dicen.

4) Otro momento clave que te hace creer totalmente de que si, es verdad, este nuevo idiota te tiene más idiota a vos: ya no querés saber más nada de ningún otro. Por ahí se te tira alguno y vos que quizás en otra etapa de tu vida dirías que si, ahora por esas razones cósmicas, no te mueve nada. Si, ya está, estás tocando fondo. Te gusta alguien. Hasta tuvo el tupé de destronar a tu ex!

3) Las señales biológicas, que no podemos dejar de mencionar. El corazón que te late como si acabaras de correr una maratón a 50º de sensación térmica al lado de él, e igualmente y sin la menor explicación sentís esas fucking pero reales mariposas. Esa sensación de nervios infundados tan molesta que hace pensar ‘donde estoy y qué hicieron conmigo!?!?

2) Te encontrás sonriendo como una boluda sola mientras pensás en él o en algo que te dijo. Sin palabras: comezá a preocuparte en serio, se está yendo todo a la mierda.

1) Te pones estúpida. Hasta las mujeres más decididas y seguras encuentran en él un punto débil suceptiblemente efectivo. Ya no te sale hacerte la interesante como antes, el tipito en cuestión te desarma con una mirada o una sonrisa, dejando que lo mejor que puedas hacer es responder con monosílabos. La frase 'el amor te pone idiota' es real, chicas.

Y si, es así, comenzá a decir las cosas como son, aceptá que te encanta que te ponga idiota. Lean el miércoles que viene la segunda parte de todo esto, viene más resentido que nunca.
Chicas, pásenla lindo, tengan un gran finde y recuerden, ante cualquier duda consulten con Resentida: alguien todavía se lo está perdiendo!
Saludos a todos!