Resulta que ahí estás. Muy feliz, bailando y disfrutando de la noche. La estás pasando bomba con amigas al ritmo de la música entre luces de colores. Y de repente lo ves. Aaaaaahh, te encantó. Pasito, pasito, mirada, pasito. No, si, te encantó. Mientras seguís bailoteando relojeás al muchachito en cuestión. En ese momento en que pensás que también te miró, le contás a tu amiga más cercana.
-Mirá, mirá ese de remerita blanca y jean oscuro. Lo ves?- se te nota la emoción aún en la oscuridad. Tu amiga te mira con cara de WTF y vos volvés a mirar, ‘qué? Qué tiene?’ pensás.
Ella te mira con una cara que está entre la risa y la comprensión propia de una amiga que te conoce tanto o más que vos misma.
-Me estás cargando? es iguaaal!
Al principio no entedés. Tres segundos y medio después caés en la cuenta de lo que acabaron de señalarte: ese pelo así peinado, esos rulos que parecen ondas, esa sonrisa tramposamente parecida, la altura…PERO SI ES IGUAL A ESE DESUBICADO QUE SE MERECE QUE LE ROMPA LA NARIZ POR ROMPERME EL CORAZÓN!!!
No hay peor momento que una vez que crees que lo tenés superadísimo al tema, a la primera que chequeás, te das cuenta que se parece tanto a él que te supera. Esa tendencia a elegir el mismo tipo de chico, ese que justamente se parece al que acabas de dejar!! Y ahí empezás a relacionar todo, porque obvio, qué te ibas a quedar tranquila? No, hello, somos minas, y como tales, a la primera de cuentas, ya estamos meditando, calculando, sacando conclusiones, barajando hipótesis, todo.
Y claro, porque, cómo puede ser que al que mire sea re parecido a él? Y qué, todos lo que le siguieron se le parecían tanto? Tengo un patrón a revivirlo físicamente en mi historial de conquistas? Qué pasa? me sigue gustando? Qué significa esto!?!?!?
Nada, no significa nada. Es indicio que hay que dejar de pensar tanto. Pero la bronquita esa de darse cuenta que nos encasillamos en un par de ojos, una sonrisa compradora, y ese pelo es real.
Y ahí puede que empiece esa etapa del orrrto en la que estás segura de que lo vas a terminar llamando vos. Te agarra la boludes, te descolocaste y chau, a la mierda todo. La memoria ya te falla y no recordás si es porque lo querés, o si te limitás a llamarlo sólo porque te intriga verlo. Quizás es sólo intriga mezclada con los recuerdos de cuando se llevaban bien, cuando por lo menos hablaban. Por ahí está en juego el hecho de que no haya nadie más a quien llamar y como una animación en Flash, vivimos en loop, repitiendo todo, sólo porque si.
Pero repito, qué nos importe menos. Hay veces en las que digo, ok, bárbaro, tu análisis de catástrofes posibles está bueno, pero listo. Dejemos de pensar todo tanto. Saben que, lo vamos a terminar llamando igual o no! Qué tiene?
Algunos le dicen pelotudez; otros, círculo vicioso.
Yo voy a empezar a dejar de ponerle nombre a todo. Hago un ‘pido’ como cuando éramos chicos, y listo.
Esa es la lección de hoy. Entre paréntesis colocá vos también un signo de interrogación.
Feliz término de clases, óptimo rendimiento de lo que quede por ahí, y eventualmente felices vacaciones a ustedes!
Saludos!