¿Qué es eso que mejor pueden hacer para tenernos ahí, justito, justito donde nos quieren? Pregunta por demás interesante que nos hacemos cada tanto, incluso ellos a veces se lo preguntan.
¿Tengo que decirle lo que me pasa? ¿La llamo? ¿Con ser yo mismo ya está? ¿Y si la hago reir?
No, nada de eso. Todas nosotras sabemos que lo mejor que nos pueden hacer para tenernos ahí, es tan simple como odiado: no darnos bola.
Pero la puta si somos complicadas! Bajo el supuesto que no es el amor de tu vida, y que todavía es no más ese alguien que te gusta, el arma mortal que tienen en esta etapa de la relación (o no-relación, debería decir) es aquella que consiste en no darnos la hora. Porque somos así, cuando lo tenemos en bandeja, no nos termina de cerrar la cuestión. En cambio, ese chico que te da vueltas, pero nunca te dice del todo lo que querés, te encanta el doble.
Que nos ignoren tiene un efecto totalmente positivo en nosotras, aunque se podría decir que a largo plazo, o por lo menos pasado el temblor de la bronca que nos da que no nos de pelota. Obvio que nos pone locas! Nos pone el doble de locas, nos quedamos haciendo horas extras de psicología con amigas sólo para averiguar por qué si ayer te dijo que eras la más linda, hoy a penas te miró.
Porque es otra de esas estrategias suyas, obvio que te tiran la ley de ignorarte inmediatamente después de haberte tirado terrible bomba! O eso es para vos que ese chico en especial te diga que 'de todas, igual vos eras la más linda’ o un ‘Para mi que tendríamos que salir…’
Claro, el tipo te tira una de esas y nosotras morimos. Nos encanta, obvio! Pero ahí no más, pum, de repente es como la sequía pura después de esa lloviznita que parecía salvar la cosecha.
Se te desentiende, te habla menos, se hace el que no le importa y nosotras hervimos! Bronca por cada parte de nuestra existencia. ¿¡Cómo me va a decir esto!? ¿¡Y por qué mierda no me habló hoy!?
Pero evidentemente, es lo que nos hace seguir pensando en él, y aunque lo odiemos, lo pensamos el doble. Puede llegar a desvelarnos y todo. El efecto de no darnos bola nos pone mal, nos pone en la línea entre el odio y el amor, todo el tiempo. Y eso de no estar segura ‘si te odio más de lo que te quiero', pone mal a cualquiera.
Pero bueno, suelen ser momentos y eso es lo bueno.
Cualquier hombre (o alguna de nosotras) si hacemos uso de este recurso, más que claro que no tiene que haber abuso del mismo. Ninguno se queda demasiado tiempo atrás de alguien que no da indicios de tener intenciones de seguirnos el paso. Periodos sanos de indiferencia, alimenta al histeriqueo igual de sano de los comienzos. Yo lo reconozco, pero también hay que reconocer cuando enfrentarnos a la realidad de lo que nos pasa. Hay que saber dejar cada tanto las estrategias de psicología inversa.
Resentidos, muchas gracias por la buena onda, y que tengan un genial fin de semana.
Saludos!